LOS
PUMAS DEVORAN A LA MADRE DE LOS MELLIZOS
Aquella
joven hermosa que había quedado embarazada fruto del incesto de su hermano Killa
ya convertido en Luna por ende sus hijos resultarían semidioses. La joven andaba
por el bosque muy cerca de las Galeras (Cordillera Amazónica en formación) por
donde ella vivía. Sus hijos aun en su vientre muy contentos conversaban con
ella, ellos le pedían a su madre que les juntara flores, ella muy complacida lo
hacía, en eso piso algunos espinos de bambu “wama”, pero esto no lo detuvo a la
joven en cumplir el deseo de sus hijos. Inesperadamente fue atacada y picada
por una avispa en sus ojos, casi ciega ya joven, y los gemelos continuaban insistentemente
pidiéndole flores, Ella bastante enfadada dijo a sus hijos que no alcanzaba a
llevar más flores, entonces repentinamente con su mano libre, dio un fuerte
golpe en su vientre y los gemelos pararon de hablar.
Para
eso la mujer se había perdido en la selva, la tarde ya estaba bastante avanzada
y la noche muy próxima, de pronto le empezaron los dolores de parto, sin saber
que hacer continuo caminado por el bosque, con el dolor a cuestas a lo lejos
pudo divisar una choza que al parecer estaba habitada ya que estaba humeando,
llego hasta allí a pedir ayuda, le recibió una anciana puma, quien también le
ayudo en su labor de parto.
La
anciana puma le conto a la joven que tenía por hijos a tres pumas y que habían
salido de casería por el valle del
Misahualli y que además solo se alimentaban con carne de niños y ancianos ya
que eran sus presas favoritas y más fáciles de conseguir.
La
anciana advirtió a la mujer que debía ocultarse con sus hijos que no eran más
que dos huevos en su vientre, la anciana le dijo que corrían peligro, ya que
por la tarde sus hijos estaban de regreso; pidió a la mujer que subiera al
tumbado de la casa con sus hijos en su vientre y que se escondiera. Oportunamente se oculto.
Los tigres fueron llegando uno a uno con sus presas, humanos muertos. La mujer
miraba desde el tumbado muy temerosa por su vida y por la de sus gemelos.
Los
tigres ofrecieron sus presas a su madre pero la anciana restaba importancia al
asunto, los tigres percibían la presencia de algún humano en la choza. Y le
preguntaron a su madre si en la choza había algún humano. Ella imediatamente
dijo haber recibido a un humano y justifico diciendo <>
Pero los pumas sospechaban que había alguien escondido en la casa. La joven en
el tumbado asustada sin darse cuenta escupe sobre uno de los platos y los pumas
enseguida la descubren, uno de los
tigres intenta subir pero no puede, el otro más grande y negro tampoco lo logra,
el tercero era un tigre blanco y sin basilar subió hasta el tumbado, encontró a
la mujer, la mato y la lanzo al piso. Enfurecido el tigre le reclama a su madre
por su engaño.
La
anciana puma aun con temor pide que le den algo de comer. Ella alegaba diciendo <>, refiriéndose
al vientre donde estaban los gemelos. Los pumas comprendieron e
inmediatamente le entregaron los huevos a la anciana, ella no se comió ese
momento, sino que cogió y los puso en una olla junto al fogón
Al
siguiente día como de costumbre los tigres salieron a cazar, entonces los
gemelos que estaban dentro de la olla de barro empezaron a moverse y hacer
ruido. La anciana rápidamente destapa la olla y encuentro a los gemelos ya
grandes y revoloteando. Los huevos habían eclosionado y los gemelos habían
crecido en tan solo una noche. Los gemelos en agradecimiento por haberles
salvado sus vidas se ofrecieron ayudarle con los quehaceres de la casa a la
anciana puma y se presentaron como sus nietos. El uno era KUILLUR el más débil
e imprudente y el otro en cambio DUCIRU era el más fuerte y sabio. Aunque, los
mellizos eran muy poderosos se podría decir que los dos eran semidioses, de
origen divino ya que su padre es un astro la Luna KILLA.
Los
gemelos también eran muy hacendosos, pero cuando llegaban los tigres tenían que
huir despavoridos rápidamente de la choza, convirtiéndose en pájaros para no
ser descubiertos. Y así pasaron algún
tiempo junto con su abuelita puma, entre tareas y travesuras.
Redacción Versión Libre: Hugo Vargas
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